Vieraskäyttäjä
8. helmikuuta 2025
Llegamos pensando en retirarnos a un lugar de descanso en medio de la naturaleza. No es algo precisamente barato, sin ser tampoco excesivamente costoso. En primer lugar no se advierte que no hay ningún tipo de comida que le vendan a uno en el sitio. Hay algunos vecinos que venden comida (en la casa de al lado venden hamburguesas, sándwiches de milanesa, empanadas y papas a la francesa -estás últimas no las pidan-, y otros dos venden pizzas y pasta, que hay que encargar con antelación). El desayuno que se supone está incluido no es más que una cajita de jugo y unas tostadas, y cajitas de mermelada y dulce de leche, así como sobres de café instantáneo o té, y leche en polvo. Ni siquiera el agua, así que si uno quiere un café lo debe preparar en su habitación, con agua que hay que traer porque se advierte que la del lugar no es potable. Si uno quiere comprar algo para completar el desayuno, debe ir a un quiosco que funciona a unas cuantas casas de allí, pero como no hay señal, es imposible pagar por medios digitales. Esto es, que hay una dependencia absoluta del efectivo, salvo por los pedidos que se puedan hacer desde el hotel. Como no entra la señal de los operadores de celulares, uno depende por completo de la señal de wifi del lugar, que no es la mejor conexión. La señal es débil e intermitente. Hay que pagar el alojamiento en efectivo, porque en tarjeta o medios electrónicos cobran, y de mala gana, un recargo del 20%. El sitio en general se ve muy bonito, y el paisaje es espectacular. La zona de la piscina se ve muy bien, y hay varias zonas para que la gente prepare sus propios asados. Como esto es así, la información acerca de lo que uno debe traer y lo que puede conseguir en los alrededores brilla por su ausencia. Las cabañas se ven lindas desde afuera. Hay unas en la parte delantera del complejo, junto al río y alrededor de la piscina, y hay otras en la parte de atrás, junto a un lago. La vista que tienen estas últimas es maravillosa. En cuanto a la cabaña, estuvimos en una de las del lago. El riel de la puerta estaba en mal estado y tocaba hacer fuerza para mover la puerta a través del riel. Una vez adentro, se sentía un olor muy fuerte a carne cruda, que nunca se fue. Es probable que algún huésped haya dejado la carne fuera de la heladera y que se haya impregnado la madera de alguna forma, y nunca lo hubieran lavado. La cabaña era para dos personas pero no había vajilla suficiente para dos personas . Esto es, que aunque había vasos y copas, no había tazas para el té o café, ni platos en qué comer. Sólo algunos recipientes como para poner botanas para compartir. El aire acondicionado funciona bien. No hay quejas al respecto. El televisor está en el comedor pero dispuesto para verse desde la habitación, aunque sólo una persona lo puede ver desde allí. Hasta aquí tuvimos la mejor energía y disposición para pasar por alto los pequeños detalles que hacen del alojamiento algo incómodo. Al abrir la puerta del baño, se le acaba a uno la mejor disp
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