Vieraskäyttäjä
20. kesäkuuta 2022
El hotel es bonito y tiene unas vistas preciosas, hasta ahi no vamos mal. Sin embargo, el servicio es pesimo, Eramos un grupo de amigos deportistas y todos nos hemos topado con algun problema. El dueño, Eduardo, es un tipo malencarado y a la defensiva que niega cualquier peticion que se le haga, por nimia que sea. No se pueden guardar las bicicletas, no se puede cambiar la distribucion de habitaciones, da igual lo que le pidas. La cena fue un triste plato de macarrones que con bebidas (una cerveza y no todos) nos costó 24 euros (los macarrones más caros de la historia). En el desayuno pedimos miel y nos trajo un bote del siglo pasado y despues de servirnos se lo llevó para guardarlo y que no pudieramos repetir. Las habitaciones estan bien, aunque las toallas son de antes del diluvio y las bañeras enanas. En suma, un hotel con encanto que estará fenomenal cuando cambie de dueño. Mientras tanto, abstenerse. En fin todo son malos modos y nula amabilidad. No lo recomiendo
Käännä