Difícil comunicación con los empleados. No hablan español. En otros hoteles te ofrecen información turística, aquí eche en falta disponer de algún plano. Habitación muy pequeña, sin aire acondicionado. Limpia. Nos dejaron secador de pelo a petición anticipada. Instalaciones incómodas. El ascensor paraba en la tercera planta, en una entreplanta que al salir tenías directamente la escalera. Solo te ofrecen una llave. El desayuno, escaso. Todos los días te ponen un trozo de pan y un croissant, pero sin variación de embutidos, fruta, zumos. Muy, muy justito donde no vi nunca reponer si faltaba algo, por ejemplo pan de molde o embutido. Ubicación, cercano al metro lo que nos ayudo mucho en poder movernos por la ciudad. De agradecer que en la salida se quedaron con nuestras maletas sin coste para que pudiéramos seguir visitando la ciudad.
Käännä