Hotel GilMar Orellana la Vieja

Faltal te cobran a hasta las toallas que no te han puesto wáter sin higienizar vamos que como había una boda estaban saturado y nosotros pagamos el pato se inventaron que nos habían puesto toallas de baño y solo nos pusieron dos de lavabo pero por no protestar porque no hay nadie en recepción pues nos secamos con las de lavabo total para una noche pues sorpresa está gente por llamarlos algo a los tres días nos pasan una factura de 60 euros en toallas que vuelvo a repetir al dueño o la dueña que no las pusisteis y tenéis los ladrones hay incluido vosotros por robarme a mi soy unos ladrones y te lo vuelvo a repetir y a la gente que venga a este hotel ya saben no dejéis nunca el pin de la tarjeta porque una vez que te has ido te cargan lo que les venga en gana

El hotel está bien, con algún pequeño retoque de conservación. Las habitaciones no están bien insonorizadas, por lo que el ruido del restaurante de abajo se escucha y no deja descansar de forma correcta.

Esperaba más por ser un . El personal del bar muy poco empático y con actitud que no es correcta. Llegó una pareja de extranjeros y no pudieron comer porque el restaurante no lo abrian por la tarde. Ni le dieron opciones de donde ir. Una señora que estaba comiendo les llamó la atención porque vió que era de muy mal gusto lo que hicieron y siendo clientes del hotel. El agua de la ducha no salía caliente , la terracita muy sucia y no hay bares alrededor para una comida o almuerzo. Resumen: Un entono precioso y muy mal gestionado.