brayan gpe s
18. kesäkuuta 2025
Cada rincón del hotel es una oda al detalle. Los muros, intervenidos con un eclecticismo que jamás se siente forzado, rinden tributo tanto a la tradición zapoteca como a la estética cosmopolita del viajero ilustrado. Las texturas, los textiles artesanales, y las piezas de arte cuidadosamente seleccionadas no decoran: dialogan. El mobiliario, de manufactura fina y espíritu sobrio, abraza al huésped como si lo conociera de otra vida. La experiencia sensorial se extiende más allá de lo visual. El aroma del mezcal en el aire, el susurro de una fuente escondida, el café de altura servido en vajilla artesanal… Todo conspira para suspender la realidad. Las habitaciones, verdaderos refugios de serenidad, son templos de descanso donde el silencio adquiere un peso casi litúrgico.
Käännä