agallegohernandez
19. maaliskuuta 2025
La experiencia en este hotel, clasificado como de cinco estrellas, es claramente mejorable. Para empezar, a pesar de estar a mediados de marzo, era necesario el uso de la calefacción en las habitaciones. Tras muchos esfuerzos por ajustar la temperatura, nos dimos cuenta de que algo fallaba y recurrimos a llamar a la recepción para reportar el fallo. Después de un tiempo suficientemente largo, vino un señor que no hizo otra cosa que demostrar su desconocimiento del funcionamiento del dispositivo de la calefacción. Al día siguiente vino un técnico y la arregló, aunque la calefacción en el baño es inexistente por carecer de radiador. Lo que no se pudo arreglar es el impactante y a la vez inexplicable olor a comida en el pasillo (estábamos en la cuarta planta) y el de sumidero que surgía por la habitación por las noches. Tampoco que la temperatura de la ducha no se pudiera ajustar; el agua salía fría o caliente, pero nunca templada. Además, el primer día pedimos cuatro almohadas más y la camarera de piso nos entregó seis. No contenta con ello, a la mañana siguiente, en una exhibición de clara descoordinación, otra camarera nos trajo otras dos más. La comida del buffet merece párrafo especial; se espera de un hotel de cinco estrellas una comida variada y abundante, pero no fue así. Hemos estado en muchos otros hoteles de la cadena Meliá y Sol, algunos de tres estrellas, y superan con creces lo que se encuentra aquí; los platos no pueden ser más sencillos, poco elaborados y muy poco variados, pero, aún peor, crudos y fríos. Algunos alimentos, como los picos y galletas saladas, están viejos, el queso se corta demasiado fino y está reseco, las ensaladas son poco variadas, no hay guarnición como arroz o patatas fritas (ni siquiera las congeladas, que las ponen en todos sitios). Los alimentos a la plancha simplemente se colocan en una bandeja a la que no le llega el calor suficiente, no se cocina en el momento y los huevos fritos del desayuno quedan crudos. En cuanto a la bebida, pretenden cobrar una botella de agua que procede del grifo. La máquina de café no puede ser más básica y, en general, no te avisan de que van a cerrar el buffet por si se quiere coger algo más. Algunas de las noches de nuestra estancia no hubo buffet y nos derivaron a una cena de menú sin avisar previamente. El camarero no pudo ser más lento e ineficaz; se equivocó en los platos que pedimos y estos tardaron mucho en servirse. Pero lo peor de todo esto es que mi hija sufrió una gastroenteritis aguda el último día de nuestra estancia, probablemente a causa de la ingesta de algún alimento en mal estado. Asimismo, el descontento se extiende al parking del hotel, siendo seguramente conscientes de que es muy difícil estacionar el vehículo en los alrededores del hotel, cobran 21€ la noche, lo cual excede con creces el precio de otros hoteles de categoría similar. Pudimos hablar con el director de este hotel, pero no sirvió de nada, todo son buenas palabras y muy poca proactividad. En r
Käännä