Hotel Mirador de Llerena

Paramos en este hotel para hacer una escala intermedia ya que íbamos camino de la costa gaditana. La impresión al llegar no pudo ser mejor, dejaba el alojamiento un grupo grande, aún así no nos hicieron esperar y nos asignaron la suite del hotel sin sobrecoste alguno. La suite era enorme con hall y una terraza privada, ni la más mínima pega. Después de dar unas vueltas por el pueblo nos decidimos a cenar en el mismo hotel, no pudimos tener mejor idea, picamos unas raciones de riquísimo jamón, queso, croquetas, etc... con una buenísima relación calidad/precio. También desayunamos en el hotel, con servicio en mesa, y resultó igual de exitoso que la cena, abundante y de calidad. A destacar la amabilidad del personal, tanto de recepción como de cafetería y ahí una mención especial para Ana que nos trató como si estuviéramos en nuestra casa. Y una visita imprescindible es el mirador del hotel con unas vistas impresionantes.

El edificio es muy bonito, bien decorado y cómodo. El personal, muy atento y disponible. Buen menú del día y desayuno correcto. Ubicada en el centro del pueblo y con fácil aparcamiento. En Llerena y alrededores hay interesantes visitas que hacer, desde la mina de la Jayona a la ermita de NS del Ara, la Alcazaba de Reina o el teatro romano de Regina.

Muy buen hotel, es la tercera vez que nos hospedamos y cuando vuelva seguiremos repitiendo, En especial quiero reseñar el muy buen trato por todo el personal del hotel, y destacar la atención que nos dispenso el Señor que se encarga del mantenimiento del hotel que el día siete de diciembre por la mañana cuando nos dirigimos al garaje para irnos, el coche se quedó sin batería y este señor nos atendió con mucha amabilidad prestándose desinteresadamente a toda la ayuda que nos prestó, se acerco a un establecimiento cercano, compró una batería y Él mismo nos hizo el cambio, mil gracias por su atención.