Hostal Ameztia

Queríamos ir de fin de semana a Navarra y Euskadi y usamos una caja-regalo para pasar 2 noches con desayuno incluido (es de los pocos establecimientos que ofrecen 2 noches en un mismo vale) y nos pareció un sitio atractivo desde el principio. No nos equivocamos para nada: una buena recibida en el bar del hostal para luego acompañarnos hasta la increíble y renovada habitación, grande, con techo de madera, calefacción y balcón con vistas sobre el pueblo y el río. Colchones comodísimos y baño totalmente reformado, cuidan mucho las instalaciones. Más que pensión podría pasar por hotel perfectamente. Asímismo, fuimos a tomar un vino al bar (enfrente) una vez instalados y nos invitaron a una ración generosa de tocino que estaba realmente de muerte, nos habría encantado quedarnos más veces a comer allí. Regentado por una pareja siempre a disposición y con una sonrisa, evocando sin duda que siguen el negocio de la estirpe familiar con orgullo. El pueblo es interesante, cómo todos alrededor y en coche estás a algo más de media hora de Irún/SS y de Pamplona. To-tal-men-te recomendable, no hay motivo para no ir, más bien todo al contrario. En cuanto podamos, volveremos.

Pinchos muy buenos. Ibamos a pillar la estancia, aunque tambien la acertamos donde estuvimos. Los pinchos son variados y nos parecieron buenos buenos. El vino de la casa, jo, no recuerdo cual es, pedidlo sin dudar. Aparte, mucha simpatia y buen precio (peron, no me van las tildes).

Ubicado en el centro de una preciosa ciudad. Parquing para las motos. Personal muy amable. Nos ofrecieron una cena a base de pinchos navarros deliciosa. Las habitaciones recién reformadas y el desayuno personalizado. Un lujo a un precio más que razonable.