Hotel Bahía Calpe by Pierre & Vacances

Desayuno normal y variado. Piscina en el ultimo piso muy bien pero un poco fría, podría tenerse más caliente. Habitaciones necesitan una reforma en breve.

El personal encantador, pero la limpieza deja mucho que desear, no cambian las sábanas ni aunque las vean negras, decían que no era dia de cambiar sábanas, el baño lleno de pelos de otra persona (asqueroso).. hemos pedido limpieza de nuevo a lo que nos han dicho que se cambian las sábanas cada 3 días, pero finalmente las cambiaron. Los pelos seguían así que nos hemos ido a otro hotel más competente. La comida del Buffet muy salada, deja mucho que desear. El hotel en sí lo único bueno que tiene es la ubicación, y el personal muy amable, pero no lo recomendamos, es una pérdida de dinero.

Nos alojamos en este hotel con nuestro perro del 8 al 16 de julio. Se pagan 15 euros diarios de suplemento por la mascota. Es un perro bueno, silencioso y tranquilo y le llevamos su propia cama y un cobertor para una de las camas en los que está normalmente. Solemos desayunar y pasear al perro temprano, le dejamos después en la habitación con el cartel de no molestar para no perder tiempo esperando a que nos puedan hacer la habitación y nos vamos a la playa o a hacer turismo. Remarcar que la política de mascotas no indica que no se pueda dejar al perro solo en la habitación. A día 13 sólo habíamos hecho tiempo con el perro fuera y pedido que limpiaran la habitación una vez, el día 11, y el nivel de suciedad no era ni mucho menos alto. Es decir, aún pagando 15 euros al día lo único que le supusimos al servicio de limpieza fue menos trabajo, ya que sin perro tendrían que haber limpiado la habitación ya 5 veces en ese punto en lugar de solo una. El día 13 no se había limpiado la habitación por la mañana por los motivos expuestos; al llegar de la playa por la tarde el perro había saltado a la cama que no estaba protegida, y como tiene llagas en las patas por su leishmania dejó manchas de sangre en la sábana. Vi a la que ahora sé es la subgobernanta, Elena, al final del pasillo, y le llevé la sábana manchada pidiéndole muy educadamente si me podía dar una limpia. Señalar que otras mujeres de la limpieza habían sido muy amables con nosotros previamente y nos habían dicho que les pidiéramos lo que necesitáramos. Elena se me acercó con una sonrisa y pensaba que iba a decirme algo como "Claro, sin problema, aquí tienes", pero lo que escuché fue muy diferente. Con frialdad me dijo: "Sabes qué pasa? Que yo no estoy aquí para cuidar de tu perro, al perro lo tienes que cuidar tú. Porque el perro se suba a la cama no te puedo cambiar la sábana, se cambian cada 3 días. Se pueden cambiar por algún accidente". Es decir, si la sangre es tuya, o un bebé que no paga suplemento vomita, entonces sí se cambian, pero si la sangre es de tu perro que paga 15 euros al día entonces no. Había leído la política de cambio de toallas cada 3 días y el recargo de 7 euros si se desea que se cambien más a menudo, pero ninguna sobre las sábanas. En recepción me confirmaron que no existía y que se cambiaban cuando se consideraba necesario. Tras explicarle que ni se había limpiado la habitación ese día y que de hecho sólo se habían cambiado toallas y sábanas un día desde nuestra llegada, me dio la sábana a regañadientes. En recepción no daban crédito cuando les conté todo y les sorprendió también que ni siquiera fuera ella a hacer la cama o mandara a alguien y solo me diera la sábana limpia. La falta de profesionalidad y amabilidad de esa persona la había visto muy pocas veces y desde luego nunca en un hotel. Si no le gustan los perros debería buscar trabajo en un hotel que no acepte mascotas. Para colmo, la habitación no estaba muy limpia cuando hicimos check-in. No se recibió ning