Pazo Almuzara

Nuestra estancia en este Pazo ha sido tan confortable como tranquila. Felipe nos hizo sentir como si estuviéramos mejor que en nuestra casa. Amable, cuidadoso... Un lugar lleno de paz donde descansar ubicado en las cercanías de mágicos bosques.

Almuzara, clamor de piedras, es un pazo de lujo al alcance de casi ( escribo casi por no generalizar) todos los bolsillos. Majestuoso el edificio del siglo XIX, construido por un indiano natural de Boborás, que se hizo rico en " las Américas" comerciando con piedras preciosas. Habitaciones ámplias y muy acogedoras tanto en invierno ( muy buena calefacción) como en verano. Dos grandes salones decorados con muebles de estilo, preciosos jardines, una piscina olímpica y un parking grande, gratuito, ayudan a que la estancia sea muy placentera. Entro ahora a valorar el factor humano. Y advierto que no lo hago con imparcialidad, porque Carlota-- la gerente-- con su saber estar, su simpatía, su cordialidad y su cercanía, te hace sentirte como en casa. Es, a mí juicio, el alma del Pazo que a diario da el do de pecho bajo la batuta de Carlos, el propietario, un tipo muy interesante que sabe de casi todo. Obligado es, antes de finalizar, hacer referencia a la simpática señora de color que limpia y ordena las habitaciones. Volveré, D.m. con mi esposa, lo antes posible.

Nuestra pernocta coincidió con una boda y hubo mucho ruido hasta la 1:30.